El Propósito de Dios
March 18, 2022La Balanza del Señor
March 18, 2022LA FE Y LA OBEDIENCIA
1. INTRODUCCION:
¡Aleluya! Hermanos que el Señor les Bendiga y que la paz de nuestro Señor Jesucristo sea con todos nosotros, Amén.
La fe trae obediencia. Por medio de nuestra obediencia andamos paso a paso por el camino de la vida. Dios da el Espíritu Santo a todos los que le obedecen. La obediencia a Dios en todos nuestros caminos es la garantía de vencer todas las dificultades.
Quiero que vayan conmigo al libro de 2 de Reyes capítulo 5, y consideremos los versículos del 1 al 16.
A. Lectura Base: 2 Reyes 5:1-16
1. Naamán, general del ejército del rey de Siria, era varón grande delante de su señor, y lo tenía en alta estima, porque por medio de él había dado Jehová salvación a Siria. Era este hombre valeroso en extremo, pero leproso.
2. Y de Siria habían salido bandas armadas, y habían llevado cautiva de la tierra de Israel a una muchacha, la cual servía a la mujer de Naamán.
3. Esta dijo a su señora: Si rogase mi señor al profeta que está en Samaria, él lo sanaría de su lepra.
4. Entrando Naamán a su señor, le relató diciendo: Así y así ha dicho una muchacha que es de la tierra de Israel.
5. Y le dijo el rey de Siria: Anda, vé, y yo enviaré cartas al rey de Israel. Salió, pues, él, llevando consigo diez talentos de plata, y seis mil piezas de oro, y diez mudas de vestidos.
6. Tomó también cartas para el rey de Israel, que decían así: Cuando lleguen a ti estas cartas, sabe por ellas que yo envío a ti mi siervo Naamán, para que lo sanes de su lepra.
7. Luego que el rey de Israel leyó las cartas, rasgó sus vestidos, y dijo: ¿Soy yo Dios, que mate y dé vida, para que éste envíe a mí a que sane un hombre de su lepra? Considerad ahora, y ved cómo busca ocasión contra mí.
8. Cuando Eliseo el varón de Dios oyó que el rey de Israel había rasgado sus vestidos, envió a decir al rey: ¿Por qué has rasgado tus vestidos? Venga ahora a mí, y sabrá que hay profeta en Israel.
9. Y vino Naamán con sus caballos y con su carro, y se paró a las puertas de la casa de Eliseo.
10. Entonces Eliseo le envió un mensajero, diciendo: Vé y lávate siete veces en el Jordán, y tu carne se te restaurará, y serás limpio.
11. Y Naamán se fue enojado, diciendo: He aquí yo decía para mí: Saldrá él luego, y estando en pie invocará el nombre de Jehová su Dios, y alzará su mano y tocará el lugar, y sanará la lepra.
12. Abana y Farfar, ríos de Damasco, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Si me lavare en ellos, ¿no seré también limpio? Y se volvió, y se fue enojado.
13. Mas sus criados se le acercaron y le hablaron diciendo: Padre mío, si el profeta te mandara alguna gran cosa, ¿no la harías? ¿Cuánto más, diciéndote: Lávate, y serás limpio?
14. El entonces descendió, y se zambulló siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del varón de Dios; y su carne se volvió como la carne de un niño, y quedó limpio.
15. Y volvió al varón de Dios, él y toda su compañía, y se puso delante de él, y dijo: He aquí ahora conozco que no hay Dios en toda la tierra, sino en Israel. Te ruego que recibas algún presente de tu siervo.
16. Mas él dijo: Vive Jehová, en cuya presencia estoy, que no lo aceptaré. Y le instaba que aceptara alguna cosa, pero él no quiso.
Dios bendiga Su Santa y Bendita Palabra.
2. LA FE DE NAAMÁN
A. Varón grande delante de su señor:
1. “Naamán, general del ejército del rey de Siria, era varón grande delante de su señor, y lo tenía en alta estima, porque por medio de él había dado Jehová salvación a Siria. Era este hombre valeroso en extremo, pero leproso.”
Naamán debió haber sido como el segundo hombre en importancia en el reino de Siria, ya que el rey lo tenía en gran estima y podemos inferir que estaba al mando del ejercito de Siria, pero también nos dice: “por medio de él había dado Jehová salvación a Siria.” O sea que aún siendo de un pueblo opresor e idólatra, Dios lo había usado, tenemos que entender que Dios en varias ocasiones usó a los enemigos de Israel, para afligirle castigo o para ayudar de alguna forma a su pueblo. Un hombre poderoso,pero padecía de lepra.
B. La muchacha israelita:
2. Y de Siria habían salido bandas armadas, y habían llevado cautiva de la tierra de Israel a una muchacha, la cual servía a la mujer de Naamán.
3. Esta dijo a su señora: Si rogase mi señor al profeta que está en Samaria, él lo sanaría de su lepra.
Resulta interesante que una joven cautiva había decidido aceptar su situación actual y mantener vivas sus creencias y su fe en Dios; aún teniendo que servir a su enemigo. Tal vez fue comprada como esclava y tal vez pasó por muchos tormentos antes de llegar a la casa de Naamán, no lo sabemos. Pero una cosa si sabemos, que aún siendo esclava decidió compartir su fe con su ama, diciéndole: “Si rogase mi señor al profeta que está en Samaria, él lo sanaría de su lepra”. Por la forma de hablar podemos entender que su fe era grande, y que, a pesar de haber sido traída a la fuerza hasta Siria, ella decidió hacer el bien a su enemigo. No devolvió mal por mal, sino que hizo lo contrario, devolvió bien por mal.
C. Naamán demuestra su fe:
5. Y le dijo el rey de Siria: Anda, vé, y yo enviaré cartas al rey de Israel. Salió, pues, él, llevando consigo diez talentos de plata, y seis mil piezas de oro, y diez mudas de vestidos.
Era obvio que tenía confianza con el rey, le contó de la necesidad de ir a Samaria y ver al profeta Eliseo. A esta petición el rey decidió entregar cartas para el rey de Israel, como ayuda adicional abriendo puertas en el reino de Israel. Debemos suponer que ya Naamán había gastado una fortuna en médicos de aquella época sin tener éxito. Talvez la misma desesperación lo llevó a tomar la decisión de ir a ver al profeta que la sirvienta de su mujer había sugerido.
Podemos apreciar que Naamán era rico, pues llevó consigo “diez talentos de plata, y seis mil piezas de oro, y diez mudas de vestidos”, un valor difícil de calcular en dinero de nuestros tiempos, (6000 X $1.809,8237 = $10,858,942.34) (un talento equivalía 34.272 kg [alrededor de 75 libras], $24.00 la onza de plata x 16 x 75 x 10 = $288,000) alrededor de $11 millones de dólares. Tal vez Naamán llevaba esto por agradecimiento o simplemente por que era costumbre de su época o para pagar los servicios por la cura de su lepra, no lo sabemos.
D. Las cartas del rey:
6. Tomó también cartas para el rey de Israel, que decían así: Cuando lleguen a ti estas cartas, sabe por ellas que yo envío a ti mi siervo Naamán, para que lo sanes de su lepra.
7. Luego que el rey de Israel leyó las cartas, rasgó sus vestidos, y dijo: ¿Soy yo Dios, que mate y dé vida, para que éste envíe a mí a que sane un hombre de su lepra? Considerad ahora, y ved cómo busca ocasión contra mí.
En ocasiones a los líderes se les olvida que tienen a su alrededor personas capacitadas para tareas difíciles o especializadas. Cuando el rey de Israel leyó las cartas del rey de Siria, pensó que estas cartas representaban un acto de provocación al pedirle que sanara a Naamán, cosa que era imposible para el como rey, como ser humano. Aparentemente se le olvidó que en su reino Dios tenía un profeta al cual Dios le había otorgado un gran poder. Cuando tu corazón está apartado de Dios tu no sabes que camino es el que correcto, se turba, no sabe que hacer. Joram, no supo que hacer y rasgó sus ropas.
E. Eliseo el profeta:
8. Cuando Eliseo el varón de Dios oyó que el rey de Israel había rasgado sus vestidos, envió a decir al rey: ¿Por qué has rasgado tus vestidos? Venga ahora a mí, y sabrá que hay profeta en Israel.
9. Y vino Naamán con sus caballos y con su carro, y se paró a las puertas de la casa de Eliseo.
Cuando Eliseo se entera que el rey rasgó sus vestiduras, mandó a que enviaran a Naamán donde él; “Venga ahora a mí, y sabrá que hay profeta en Israel.”
F. Eliseo envía a su mensajero:
10. Entonces Eliseo le envió un mensajero, diciendo: Vé y lávate siete veces en el Jordán, y tu carne se te restaurará, y serás limpio.
11. Y Naamán se fue enojado, diciendo: He aquí yo decía para mí: Saldrá él luego, y estando en pie invocará el nombre de Jehová su Dios, y alzará su mano y tocará el lugar, y sanará la lepra.
12. Abana y Farfar, ríos de Damasco, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Si me lavare en ellos, ¿no seré también limpio? Y se volvió, y se fue enojado.
Naamán, pensaba que Eliseo lo iba a recibir con bombas y platillos, más no fue así. El profeta Eliseo ni siquiera lo recibió personalmente, sino que envió a su mensajero y prácticamente lo echó fuera de inmediato. Naamán pensaba que las cosas iban a ser de una forma y resultaron de otra. Pensaba: “Saldrá él luego, y estando en pie invocará el nombre de Jehová su Dios, y alzará su mano y tocará el lugar, y sanará la lepra.”
A veces uno quiere que Dios se manifieste de la forma y manera que uno quiere y no es así. Dios tiene su propia forma de hacer las cosas. Tenemos aquí un hombre que estaba acostumbrado a ser recibido con muchas atenciones y fanfarria. La persona que él quería ver y que esperaba que lo recibiera como él se merecía, ni siquiera se asoma a saludarlo. En estos momentos Naamán estaba recibiendo una dosis de humildad y paciencia.
Dice la historia que se fue enojado, diciendo: “Abana y Farfar, ríos de Damasco, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Si me lavare en ellos, ¿no seré también limpio?”
En cuantas ocasiones nos hemos enojado con Dios, por que Dios no hace lo que nosotros le exigimos, cuanta culpa le echamos a Dios por que las cosas no nos salen como habíamos planeado.
3. LA OBEDIENCIA DE NAAMÁN
A. Sus criados se le acercaron y le hablaron:
13. Mas sus criados se le acercaron y le hablaron diciendo: Padre mío, si el profeta te mandara alguna gran cosa, ¿no la harías? ¿Cuánto más, diciéndote: Lávate, y serás limpio?
14. El entonces descendió, y se zambulló siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del varón de Dios; y su carne se volvió como la carne de un niño, y quedó limpio.
Los propios criados de Naamán le hablan y le aclaran la mente. Le dicen él no te está pidiendo que hagas algo fuera de tu alcance, algo imposible de hacer; solo te está mandando a lavarte en el río, en el Jordán. Cuando Naamán, deja el enojo atrás y decide hacer lo que se le había dicho que hiciera, entonces descendió a las aguas del Jordán. Supongo que con cada zambullida el miraba su piel y nada pasaba, otra zambullida y su piel seguía igual. Me imagino que se desesperaba pues no veía el resultado, pero algo estaba sucediendo; con cada zambullida, el no se daba cuenta que, se acercaba más a Dios, que su alma estaba siendo transformada, que con cada zambullida se acercaba más a su meta, su milagro estaba más cerca.
Dios no te pide cosa imposible, Él solo pide que le obedezcas. Recuerden el ciego de nacimiento, le untó lodo en los ojos y le dijo ve y lávate en el estanque de Siloé y el ciego fue se lavó y regresó viendo (ver Juan 9).
Cuando Naamán, se zambulló una séptima vez, dice la Biblia: “su carne se volvió como la carne de un niño, y quedó limpio”.
B. Naamán regresa agradecido:
15. Y volvió al varón de Dios, él y toda su compañía, y se puso delante de él, y dijo: He aquí ahora conozco que no hay Dios en toda la tierra, sino en Israel. Te ruego que recibas algún presente de tu siervo.
Naamán regresa a donde está Eliseo y esta vez va con otra actitud, va agradecido de lo que Dios a hecho por él. Esta vez Eliseo lo recibe pues viene lleno de la presencia de Dios, vino transformado, reconociendo “que no hay Dios en toda la tierra, sino en Israel.”
16. Mas él dijo: Vive Jehová, en cuya presencia estoy, que no lo aceptaré. Y le instaba que aceptara alguna cosa, pero él no quiso.
Naamán quería pagarle en agradecimiento, más Eliseo no lo aceptó.
4. CONCLUSIÓN
Las cosas de Dios son gratuitas, el don que Dios nos ha dado es para que lo compartamos con el que lo necesita. Dios no cobra por sus bendiciones, por tu sanidad o por tu salvación. Dios solo quiere que le obedezcamos y le seamos fieles.
La fe sin obediencia no tiene resultados, la fe sin obra es muerta.
La israelita fue puesta en la casa de Naamán, para que le llevara el mensaje de esperanza, el siervo de Eliseo le entrega el mensaje de salvación y los siervos de Naamán, lo instan a la obediencia.
Hermanos cuantos de nosotros hemos hecho como Naamán, queriendo las cosa de la forma y manera que nosotros queremos, No nos basta con la fe, hay que demostrar humillación y tenemos que obedecer.
Hermanos, que el Señor Jesucristo, nos cuide y nos abrigue. Dios los Bendiga: